El Gobierno de Joe Biden está ultimando un paquete de ayuda para Ucrania e Israel que también incluirá fondos para la lucha contra la inmigración ilegal a través de la frontera con México y, tal vez, para la defensa de Taiwan, por valor de 100.000 millones de dólares (unos 94.000 millones de euros). La gran cuestión, sin embargo, es el caos del Partido Republicano en la Cámara de Representantes, donde ese partido, pese a tener la mayoría absoluta, no se pone de acuerdo acerca de quién debe gobernar ese órgano, lo que deja en la práctica al Poder Legislativo de Estados Unidos paralizado y sin posibilidad de aprobar ninguna ley, incluyendo ésta.
La propuesta de Biden de hacer un plan combinado de ayuda a Ucrania y a Israel puede relanzar su imagen de hombre de Estado que busca el consenso, mientras que los republicanos están divididos y sin poder tener un líder. El calendario también juega a favor del presidente, dado que Donald Trump ha visto su capacidad para criticar, insultar y amenazar a los funcionarios que le han procesado en cuatro casos diferentes, severamente restringida después de que la semana pasada un juez le impusiera una orden que le impide hacer declaraciones al respecto. Trump tiene además su libertad de acción política limitada, dado que desde que comenzó este mes está celebrándose en Nueva York su juicio por fraude, que podría acabar forzándole a deshacerse de gran parte de sus activos inmobiliarios y empresas en ese estado en el que ha llevado a cabo la mayor parte de su carrera como hombre de negocios.
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